Después del estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa en 1939, Japón vio la oportunidad de expandir aún más su imperio aprovechando la distracción de las principales potencias europeas. Japón comenzó a ocupar territorios en el sudeste asiático y, a finales de 1941, tenía el control de gran parte de la región.
Estados Unidos estaba preocupado por el expansionismo de Japón y comenzó a brindar ayuda a China, que estaba librando una guerra contra Japón. Estados Unidos también comenzó a imponer sanciones económicas a Japón, en un esfuerzo por obligarlo a cambiar sus políticas.
Japón vio las acciones de Estados Unidos como una amenaza a su imperio y decidió tomar medidas para neutralizar la amenaza estadounidense. El 7 de diciembre de 1941, Japón lanzó un ataque sorpresa contra la base naval estadounidense de Pearl Harbor en Hawaii. El ataque fue un éxito y dañó gravemente a la flota estadounidense del Pacífico.
El ataque a Pearl Harbor llevó a Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial. Estados Unidos derrotó rápidamente a Japón y Japón se rindió en 1945.