Estados Unidos utilizó las bombas atómicas para poner fin a la Segunda Guerra Mundial y evitar un mayor derramamiento de sangre. La guerra ya duraba seis años y se estima que ya habían muerto 50 millones de personas. Estados Unidos creía que lanzar las bombas salvaría más vidas a largo plazo, al poner fin rápidamente a la guerra.
Sin embargo, el uso de bombas atómicas también provocó la muerte de cientos de miles de civiles, y algunas personas creen que fue un crimen de guerra. Las bombas se lanzaron sobre ciudades que no eran objetivos militares y muchas personas inocentes murieron.
En última instancia, la decisión de si fue legal o no lanzar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki es una cuestión de opinión. Hay argumentos válidos en ambos lados de la cuestión.
Es importante señalar que el uso de armas atómicas ahora está prohibido por el derecho internacional. El Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TNP), que entró en vigor en 1970, prohíbe el desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas nucleares por parte de estados no poseedores de armas nucleares. El tratado también prohíbe a los estados poseedores de armas nucleares transferir armas nucleares o tecnología nuclear a estados no poseedores de armas nucleares.