Aislamiento geográfico: Japón es una nación insular ubicada frente a la costa del este de Asia, mientras que China es un vasto país continental. Esta separación geográfica impidió interacciones frecuentes entre la gente de estas dos regiones, lo que llevó al desarrollo de lenguas y culturas distintas.
Acontecimientos históricos y políticos: Japón y China tienen historias y sistemas políticos diferentes. China estuvo unificada como un solo imperio durante gran parte de su historia, lo que facilitó la difusión de una lengua y una cultura comunes por todo el país. Por el contrario, Japón estuvo dividido en estados y dominios más pequeños hasta el siglo XIX, lo que permitió que se desarrollaran variaciones regionales en el idioma y la cultura.
Influencias culturales: Japón y China estuvieron influenciados por diferentes factores culturales, como la religión y el comercio. Japón adoptó el budismo de China, pero desarrolló su propia interpretación única de la religión. Los caracteres chinos se introdujeron en Japón desde China, pero los japoneses desarrollaron su propio sistema de escritura, kana, que se utiliza junto con los caracteres chinos.
Como resultado de estos factores geográficos, históricos y culturales, los idiomas japonés y chino se volvieron distintos y mutuamente ininteligibles. Sin embargo, todavía existen algunas similitudes entre los dos idiomas, como el uso del sistema de escritura chino y las influencias culturales compartidas.
En resumen, los diferentes idiomas que se hablan en Japón y China son el resultado de una combinación de aislamiento geográfico, desarrollos históricos y políticos e influencias culturales que llevaron a la divergencia de los idiomas durante miles de años.