En la antigua cultura china, se esperaba que las mujeres defendieran cuatro virtudes:
1. Moralidad (De)
La moralidad era considerada la virtud más importante para las mujeres. Abarcaba una amplia gama de comportamientos, incluida la castidad, la fidelidad y la obediencia. Se esperaba que las mujeres fueran puras y virtuosas y que evitaran cualquier forma de conducta sexual inapropiada. También se esperaba que fueran leales a sus maridos y familias, y que obedecieran a sus mayores sin cuestionar.
2. Habla (Yan)
Se esperaba que las mujeres fueran cuidadosas y respetuosas en su discurso. No debían hablar fuera de turno ni decir nada que se considerara grosero o inapropiado. También se esperaba que fueran gentiles y amables en sus palabras y que evitaran el uso de un lenguaje duro o abrasivo.
3. Apariencia (Zhuang)
Se esperaba que las mujeres cuidaran su apariencia y vistieran con modestia. No debían usar ropa reveladora o provocativa, y debían mantener su cabello y maquillaje limpios y ordenados. También se esperaba que fueran gráciles y elegantes en sus movimientos y que evitaran cualquier forma de comportamiento vulgar u ostentoso.
4. Diligencia (Gong)
Se esperaba que las mujeres fueran trabajadoras y trabajadoras. Debían contribuir al hogar realizando tareas como cocinar, limpiar y criar a los niños. También se esperaba que fueran frugales y ahorrativos, y que evitaran cualquier forma de despilfarro o extravagancia.
Estas cuatro virtudes se consideraban esenciales para las mujeres en la antigua sociedad china. Al defender estas virtudes, las mujeres pudieron cumplir sus roles como esposas, madres e hijas, y contribuir a la armonía y estabilidad de la familia y la comunidad.