Algunas guerras, como la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Corea, provocaron aumentos significativos del empleo y la producción en Estados Unidos. Los esfuerzos de movilización durante estos períodos estimularon el crecimiento industrial, la creación de empleo y una mayor producción manufacturera.
Sin embargo, otras guerras han resultado en disminuciones temporales del empleo, particularmente durante períodos de conflicto que requirieron movilización militar y un traslado de recursos fuera de la economía interna. Por ejemplo, durante la guerra de Vietnam, Estados Unidos experimentó una disminución inicial del empleo cuando la gente abandonó la fuerza laboral para servir en el ejército.
En general, el impacto de las guerras estadounidenses sobre el empleo y la producción depende de una variedad de factores, incluida la escala y duración del conflicto, la naturaleza de la economía de guerra y el estado general de la economía en ese momento.