La Revolución Industrial condujo al crecimiento de las ciudades industriales en el Norte. Estas ciudades albergaban fábricas, molinos y otras industrias que atraían a trabajadores de todo el país. Como resultado, la población del Norte creció rápidamente durante el siglo XIX. Este crecimiento demográfico, junto con el desarrollo económico de la región, convirtió al Norte en un importante centro de la cultura y la política estadounidenses.