Desde un punto de vista legal, los bandoleros eran considerados criminales porque sus acciones violaban los derechos de propiedad y la seguridad pública. Sus actividades perjudicaron a otros y perturbaron el buen funcionamiento de los sistemas sociales.
Sin embargo, no todos los bandoleros eran enteramente malvados. En algunos casos, estos individuos se convirtieron en objeto de romantización o folclore debido a sus audaces robos, sus astutos planes y su percibido sentido de la aventura. Algunas historias los retrataban como personajes que tenían sus razones para recurrir al robo o como individuos con un sentido de derecho.
A pesar de cierto nivel de idealización, la mayoría de las sociedades criticaron ampliamente a los bandoleros por su comportamiento ilegal y los vieron negativamente como criminales involucrados en actividades poco éticas y perturbadoras.