La envergadura es un factor crucial que influye en la sustentación generada por las alas de un avión. Una envergadura más larga puede producir más sustentación, lo que permite una mayor capacidad de carga de peso y potencialmente mejora la eficiencia del combustible. Este concepto es válido tanto para los aviones de ala fija como para las aves, donde la envergadura contribuye a su capacidad para mantenerse en el aire.
En los aviones, una mayor envergadura conduce a una mayor sustentación y una reducción de la resistencia, mejorando así el rendimiento general del vuelo. Resulta particularmente útil en situaciones como el despegue y el aterrizaje, donde se requiere una mayor sustentación a velocidades más bajas. Las envergaduras más grandes también afectan la maniobrabilidad de un avión, lo que potencialmente conduce a una reducción de la agilidad.
En las aves y otras criaturas voladoras, la envergadura juega un papel vital en su capacidad para volar y maniobrar. Las aves con mayores envergaduras pueden generar suficiente sustentación para soportar su peso y mantener un vuelo controlado. Las diferentes especies de aves tienen diferentes envergaduras según sus características físicas y nichos ecológicos, lo que afecta sus patrones y capacidades de vuelo.
Sin embargo, vale la pena señalar que la envergadura por sí sola no determina únicamente el rendimiento de vuelo de un avión o un pájaro. Otros factores, como la forma del ala, la carga alar, la potencia del motor y el diseño general, también contribuyen significativamente a las capacidades aerodinámicas y a las características de vuelo de la aeronave y del ave.