El aire cálido y húmedo del Golfo de México choca con el aire más frío y seco en un frente climático, lo que a menudo provoca tormentas eléctricas.
Los fuertes vientos en los niveles superiores empujan las tormentas hacia arriba formando corrientes ascendentes giratorias llamadas mesociclones y pueden provocar la formación de tornados dentro de esos mesociclones.