Estados Unidos y la Unión Soviética emergieron de la Segunda Guerra Mundial como superpotencias globales, preparando el escenario para una intensa rivalidad política, económica y militar denominada Guerra Fría. Aunque nunca hubo enfrentamientos directos entre estos países, se produjeron conflictos ideológicos, militares y encubiertos cuando ambas partes afirmaron sus esferas de influencia en todo el mundo y participaron en una competencia geopolítica. Estas tensiones eventualmente llevaron a confrontaciones regionales, guerras por poderes, bloqueos económicos y campañas de propaganda.