A medida que Estados Unidos se expandió hacia el oeste, entró en conflicto con los pueblos nativos y los mexicanos que ya vivían en esa tierra. Los estadounidenses a menudo desplazaron o desposeyeron a estas personas, lo que provocó conflictos y violencia.
Nativos americanos:
Los americanos veían a los nativos americanos como inferiores y como obstáculos para su expansión hacia el oeste. Creían que era su deber "civilizar" a los nativos americanos y "manifestar su destino" en el continente. Esto provocó numerosas guerras, masacres y otras atrocidades contra los pueblos nativos americanos.
Mexicanos:
La anexión de Texas por Estados Unidos en 1845 y la guerra entre México y Estados Unidos de 1846 a 1848 llevaron a una mayor expansión del territorio estadounidense y a la adquisición de lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos. La guerra fue vista ampliamente como una oportunidad para apoderarse de tierras de México y extender el alcance de Estados Unidos a territorios previamente controlados por México.
Los mexicoamericanos a menudo eran tratados con discriminación y odio. Se los consideraba ciudadanos inferiores y, a menudo, se los sometía a violencia y exclusión.
Conclusión
La creencia en el destino manifiesto tuvo un profundo impacto en las relaciones de Estados Unidos con los nativos americanos y los mexicanos. Provocó la muerte de innumerables personas, el desplazamiento de comunidades enteras y el robo de millones de acres de tierra. El legado del destino manifiesto continúa dando forma a los Estados Unidos hoy, mientras la nación lidia con las consecuencias de sus acciones pasadas.