Tras los ataques del 11 de septiembre contra Estados Unidos, una Alianza del Norte, aliada de Estados Unidos y antitalibán, derrocó a los talibanes y comenzó el proceso de reconstrucción de Afganistán. Este proceso incluyó el desarme y desmovilización de las fuerzas talibanes, el establecimiento de un nuevo gobierno y la prestación de asistencia humanitaria al pueblo afgano.