Estados Unidos inició una política de asimilación cultural a finales del siglo XVIII, con el objetivo de asimilar a los nativos americanos a la sociedad euroamericana. Esta política resultó en la expulsión forzosa de los nativos americanos de sus tierras tradicionales, la supresión de sus lenguas y culturas y la colocación de niños nativos americanos en internados donde se les enseñaba inglés y valores europeos.
Devastaciones culturales
Los exploradores y colonos europeos trajeron muchas enfermedades a América, como la viruela, el sarampión y la influenza, que diezmaron a la población nativa. Además, los colonos a menudo alteraron el modo de vida tradicional de los nativos, lo que provocó un colapso social y cultural.
Conflictos armados
En muchos casos, los conflictos entre los nativos americanos y los colonos blancos desembocaron en conflictos armados, como la Guerra Pequot (1637), la Guerra del Rey Felipe (1675) y la Rebelión de Pontiac (1763). Estos conflictos provocaron la pérdida de vidas en ambos lados y el desplazamiento de muchas tribus nativas americanas.
Despojo de tierras
A medida que se expandieron los asentamientos europeos, los nativos americanos fueron cada vez más desposeídos de sus tierras. Este proceso a menudo implicó violencia, fraude y coerción, y resultó en la pérdida de millones de acres de tierras de nativos americanos.
Pérdida de soberanía
Como resultado de su derrota en los conflictos armados y la pérdida de sus tierras, las tribus nativas americanas perdieron su soberanía y quedaron sujetas a la autoridad del gobierno de los Estados Unidos. Esta pérdida de soberanía tuvo un profundo impacto en las culturas, economías y sistemas políticos de los nativos americanos.
Pérdida cultural
Los conflictos entre los nativos americanos y los colonos blancos también tuvieron un impacto devastador en la cultura nativa americana. Se perdieron muchas prácticas, idiomas y creencias tradicionales, y muchas comunidades nativas americanas quedaron sumidas en la pobreza y el desorden.