Disponibilidad de terreno :Tanto Australia como Nueva Zelanda tenían grandes cantidades de tierra fértil disponibles para el asentamiento, lo que resultaba particularmente atractivo para los agricultores y trabajadores agrícolas de los países europeos superpoblados.
Oportunidades económicas :El descubrimiento de oro en Australia a mediados del siglo XIX y la posterior fiebre del oro tanto en Australia como en Nueva Zelanda atrajeron a un gran número de colonos que buscaban oportunidades económicas.
Libertad política y religiosa :Se percibía que Australia y Nueva Zelanda ofrecían mayor libertad política y religiosa que muchas sociedades europeas en ese momento. Esto resultaba especialmente atractivo para individuos o grupos que buscaban escapar de la persecución religiosa o la opresión política.
Clima :El clima templado de Australia y Nueva Zelanda, similar al de muchos países europeos, también fue visto como un atractivo para los colonos.
Transporte y Comunicación :Las mejoras en el transporte y las comunicaciones durante el siglo XIX hicieron que fuera más fácil y rápido viajar hacia y desde Australia y Nueva Zelanda, fomentando aún más los asentamientos.
Apoyo gubernamental :Tanto el gobierno británico, que supervisó la colonización de Australia, como la Compañía de Nueva Zelanda, que desempeñó un papel importante en la colonización de Nueva Zelanda, promovieron activamente los asentamientos y brindaron apoyo a los nuevos colonos.
Es importante señalar que el asentamiento de Australia y Nueva Zelanda no estuvo exento de desafíos y conflictos, incluido el trato a los pueblos indígenas y el impacto ambiental de la colonización. Sin embargo, los factores mencionados anteriormente jugaron un papel importante en la atracción de colonos a estas regiones durante el siglo XIX.