El movimiento por el sufragio femenino fue una lucha para que las mujeres obtuvieran el derecho al voto. Comenzó a mediados del siglo XIX y duró varias décadas, antes de alcanzar finalmente el éxito en la mayoría de los países del mundo.
La lucha fue liderada por mujeres apasionadas por lograr la igualdad de derechos para las mujeres. Organizaron protestas, marchas y peticiones para hacer oír su voz. También trabajaron para crear conciencia sobre la importancia del sufragio femenino y educar al público sobre los problemas que enfrentan las mujeres.
El movimiento por el sufragio femenino enfrentó muchos obstáculos, incluida la oposición tanto de hombres como de mujeres. Algunas personas argumentaron que las mujeres no eran capaces de tomar decisiones informadas sobre cuestiones políticas, mientras que otras argumentaron que a las mujeres no se les debería permitir votar porque sus maridos o padres las influenciarían con demasiada facilidad.
A pesar de los obstáculos, el movimiento por el sufragio femenino finalmente logró alcanzar su objetivo. El primer país que concedió a las mujeres el derecho al voto fue Nueva Zelanda en 1893. Otros países siguieron su ejemplo en los años siguientes, hasta que finalmente las mujeres en la mayoría de los países del mundo tuvieron el derecho al voto.