La política de Wilson se basó en varios factores, incluido el fuerte sentimiento aislacionista entre el público estadounidense, las preocupaciones sobre el impacto económico de la guerra y el deseo de evitar enredar a Estados Unidos en un conflicto europeo. Estados Unidos también tenía importantes vínculos económicos tanto con las potencias aliadas (Gran Bretaña, Francia y Rusia) como con las potencias centrales (Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano).
Sin embargo, a medida que la guerra continuaba y Alemania intensificaba el uso de la guerra submarina sin restricciones, hundiendo buques mercantes estadounidenses y provocando víctimas civiles, el sentimiento público en Estados Unidos se inclinó hacia el apoyo a las potencias aliadas. En 1917, Estados Unidos entró en la guerra del lado de los aliados, citando las acciones de Alemania como violaciones del derecho internacional y los derechos neutrales.