Después de la derrota de España, los rebeldes filipinos esperaban que Estados Unidos reconociera la independencia de Filipinas, ya que creían que Estados Unidos compartía sus ideales de libertad y democracia. Sin embargo, Estados Unidos tenía otras intenciones y buscó anexar Filipinas como colonia, considerándola un lugar estratégico en el Pacífico. Esto provocó tensiones y, finalmente, un conflicto armado entre los rebeldes filipinos y las fuerzas estadounidenses.
La guerra entre Filipinas y Estados Unidos comenzó en 1899, poco después del final de la guerra hispanoamericana. El conflicto duró varios años y resultó en la derrota de los rebeldes filipinos y el establecimiento del dominio colonial de Estados Unidos sobre Filipinas.