El ejército estadounidense hizo contribuciones significativas al esfuerzo bélico aliado en los teatros de guerra tanto en Europa como en el Pacífico. En Europa, Estados Unidos proporcionó suministros y equipos vitales a las fuerzas aliadas, como alimentos, municiones y vehículos. Estados Unidos también proporcionó apoyo militar directo, como tropas, barcos y aviones. Las fuerzas estadounidenses desempeñaron un papel clave en la liberación de Europa del control nazi, incluidos los desembarcos en Normandía y la liberación de París.
En el Pacífico, el ejército estadounidense jugó un papel decisivo en la derrota de los japoneses. La Marina de los EE. UU., con su superioridad numérica y su tecnología avanzada, infligió una serie de derrotas a la marina japonesa, que culminaron en la Batalla de Midway en junio de 1942. Los EE. UU. también llevaron a cabo una serie de campañas de isla en isla, avanzando gradualmente hacia el hogar japonés. islas. El ejército estadounidense también utilizó su poder aéreo para realizar bombardeos contra ciudades japonesas, incluidos los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, que finalmente llevaron a la rendición japonesa.
Además de sus contribuciones militares, Estados Unidos también brindó apoyo económico y financiero crucial a las potencias aliadas. Estados Unidos proporcionó préstamos, subvenciones y suministros a sus aliados, ayudando a sostener sus economías y sus esfuerzos bélicos. Estados Unidos también jugó un papel clave en la reconstrucción de Europa y Japón después de la guerra.
En general, el intervencionismo estadounidense en la Segunda Guerra Mundial fue fundamental para cambiar el rumbo de la guerra a favor de las potencias aliadas, contribuyendo significativamente a la derrota de la Alemania nazi y Japón. Estados Unidos surgió de la guerra como una superpotencia global, con un profundo impacto en el mundo de la posguerra.