Aislacionismo y Neutralidad: Antes de la guerra, Estados Unidos siguió una política de aislacionismo, evitando involucrarse en conflictos y alianzas europeas. Estados Unidos pretendía mantenerse al margen de los enredos extranjeros y centrarse en los asuntos internos.
Protección de Intereses Económicos: Estados Unidos tenía importantes intereses económicos en Europa y en todo el mundo. Mantener rutas comerciales abiertas, acceso a materias primas y expandir los mercados de exportación estaban entre los principales objetivos de la política exterior estadounidense.
Preocupaciones humanitarias: Estados Unidos tenía una fuerte tradición de humanitarismo y diplomacia moral. Esto incluía promover la democracia, apoyar los derechos humanos y brindar asistencia para aliviar el sufrimiento en otros países.
Influencia en Asuntos Internacionales: Estados Unidos buscó tener voz en los asuntos globales y promover los valores e intereses estadounidenses en el escenario mundial. Sin embargo, Estados Unidos aún no era una potencia militar importante y su influencia era limitada en comparación con las potencias europeas.
Hacer cumplir la Doctrina Monroe: Estados Unidos defendió la Doctrina Monroe, que afirmaba el dominio estadounidense en el hemisferio occidental y se oponía a la intervención europea en las Américas.
Promover el panamericanismo: Estados Unidos promovió vínculos económicos y políticos más estrechos con los países latinoamericanos a través del movimiento panamericano.
Fomentar la resolución pacífica de conflictos: Estados Unidos apoyó el arbitraje y la diplomacia internacionales para resolver conflictos pacíficamente, en lugar de recurrir a la guerra.
Estas metas y objetivos evolucionaron y cambiaron a medida que la situación internacional cambió en el período previo a la Primera Guerra Mundial. Cuando comenzó la guerra, Estados Unidos enfrentó la decisión de permanecer neutral o involucrarse en el conflicto.