- Lazos económicos :Las colonias del sur tenían una fuerte dependencia económica de Gran Bretaña, ya que exportaban cultivos comerciales como tabaco y arroz a Gran Bretaña y, a cambio, importaban productos manufacturados. La economía del sur estaba entrelazada con el sistema mercantil británico y muchos sureños temían que una ruptura con Gran Bretaña perturbaría esta relación rentable.
- Sentimientos leales :Una porción significativa de la población del sur permaneció leal a la Corona británica, especialmente entre la clase rica de los plantadores y aquellos que ocupaban posiciones de poder e influencia en los gobiernos coloniales. Estos leales se oponían a la causa revolucionaria y creían que las colonias deberían permanecer bajo el dominio británico.
- Miedo a las rebeliones de esclavos :Muchos propietarios de esclavos del sur temían que una revolución exitosa condujera a revueltas de esclavos y agitación social. Los británicos fomentaron este miedo difundiendo rumores y propaganda que sugerían que los líderes revolucionarios tenían la intención de liberar a la población esclavizada si ganaban la guerra. Esto jugó con las ansiedades y temores raciales profundamente arraigados de los sureños blancos.
- Factores geográficos :Las colonias del sur estaban geográficamente más aisladas del centro de la actividad revolucionaria en el norte, y este aislamiento hizo más difícil la difusión del mensaje revolucionario. Los británicos esperaban que, al centrar sus esfuerzos en el Sur, podrían dividir las colonias y debilitar la resistencia general.
Sin embargo, a pesar de estos factores, las colonias del sur no brindaron el nivel de apoyo que los británicos esperaban y muchos sureños finalmente se unieron a la causa revolucionaria a medida que avanzaba el conflicto.