* La memoria de la Primera Guerra Mundial: Estados Unidos había luchado en la Primera Guerra Mundial y muchos estadounidenses habían muerto. No querían que Estados Unidos se involucrara en otra guerra en Europa.
* La Gran Depresión: Estados Unidos estaba en medio de la Gran Depresión y muchos estadounidenses luchaban por llegar a fin de mes. No querían que Estados Unidos gastara dinero en una guerra en Europa cuando había tantos problemas en casa.
* La creencia de que Estados Unidos estaba a salvo de un ataque: Muchos estadounidenses creían que los océanos Atlántico y Pacífico eran demasiado anchos para que cualquier país atacara a Estados Unidos. No creían que Estados Unidos estuviera en peligro por parte de Alemania o Japón.
* El ascenso del fascismo en Europa: Algunos estadounidenses simpatizaban con los regímenes fascistas de Alemania e Italia. No querían ver a Estados Unidos luchar contra estos regímenes.
* La neutralidad actúa: En la década de 1930, el Congreso de Estados Unidos aprobó una serie de leyes de neutralidad que dificultaron que Estados Unidos se involucrara en una guerra extranjera. Estas leyes prohibieron a Estados Unidos vender armas a países beligerantes y también dificultaron que los estadounidenses viajaran a Europa o Asia.
Todos estos factores reforzaron los sentimientos aislacionistas en Estados Unidos y dificultaron que el presidente Franklin Roosevelt convenciera al Congreso de declarar la guerra a Alemania y Japón. No fue hasta el ataque a Pearl Harbor en diciembre de 1941 que Estados Unidos finalmente entró en la Segunda Guerra Mundial.