Si bien la libertad religiosa no fue la razón principal para el establecimiento de Virginia, la colonia finalmente se hizo conocida por sus políticas religiosas relativamente tolerantes. En los primeros años de la colonia hubo una importante persecución religiosa, pero a medida que la colonia creció, la tolerancia religiosa se hizo más común. En 1624, la Cámara de Burgueses de Virginia aprobó una ley que protegía los derechos de las minorías religiosas y, en 1699, la Ley de Tolerancia de Virginia garantizó la libertad de culto a todos los cristianos.