Una de las diferencias más notables entre Occidente y Oriente fue la forma en que se desarrollaron sus economías. La economía occidental se basaba en gran medida en la agricultura, y mucha gente trabajaba en granjas y ranchos. En cambio, la economía oriental estaba más industrializada, con un número creciente de fábricas y empresas. Esta diferencia condujo a diferentes prioridades políticas, ya que Occidente tendía a favorecer políticas que apoyaban a los agricultores y ganaderos, mientras que Oriente tendía a favorecer políticas que apoyaban la industria y el comercio.
Otra diferencia entre Occidente y Oriente fue la forma en que se distribuían sus poblaciones. Occidente estaba mucho menos densamente poblado que Oriente y mucha gente vivía en pueblos pequeños o zonas rurales. Por el contrario, el Este estaba más densamente poblado y mucha gente vivía en grandes ciudades como Nueva York, Filadelfia y Boston. Esta diferencia en la densidad de población condujo a diferentes patrones sociales y culturales, ya que la gente en Occidente tendía a ser más independiente y autosuficiente, mientras que la gente en Oriente tendía a ser más interdependiente y conectada entre sí.
A pesar de estas diferencias, el oeste y el este de los Estados Unidos también compartieron muchas similitudes durante la Edad Dorada. Ambas regiones experimentaron un rápido crecimiento económico e industrialización, y ambas regiones tuvieron que enfrentar los desafíos de la inmigración, la urbanización y la corrupción política. Además, ambas regiones se vieron fuertemente influenciadas por el auge de los medios de comunicación y la difusión de nuevas ideas y tecnologías.
En general, el oeste y el este de los Estados Unidos tuvieron una relación compleja y en evolución durante la Edad Dorada. Aunque las dos regiones tenían diferencias significativas en sus economías, políticas y culturas, también compartían muchas similitudes y estaban interconectadas de muchas maneras.