2. Inestabilidad económica y política: La devastación económica causada por la Gran Depresión dejó a numerosos países vulnerables y desesperados. Esta inestabilidad creó un entorno en el que los líderes totalitarios podían ganar poder prometiendo recuperación y retorno a la estabilidad. Estos regímenes autoritarios priorizaron la expansión militar y la preparación para la guerra como medio para resolver sus problemas internos.
3. Políticas de apaciguamiento: En un esfuerzo por evitar la guerra y mantener la paz después de la Primera Guerra Mundial, muchas naciones europeas adoptaron políticas de apaciguamiento. Esto implicó hacer concesiones a naciones agresivas con la esperanza de prevenir nuevos conflictos. Sin embargo, las naciones apaciguadoras subestimaron las ambiciones extremas de líderes como Hitler y Mussolini, quienes explotaron esta indulgencia para ganar territorio y fortalecer su fuerza militar.
4. Rearme y Tratado de Versalles: El Tratado de Versalles, que puso fin a la Primera Guerra Mundial, impuso duras restricciones a Alemania, con el objetivo de limitar las futuras capacidades militares del país. Sin embargo, la Gran Depresión provocó un aumento de los sentimientos nacionalistas en Alemania, un rechazo de los términos del tratado y un posterior programa de rearme.
5. Impacto en Japón: La Gran Depresión tuvo graves efectos en Japón, donde la economía en dificultades provocó escasez de recursos y un mayor militarismo. El ejército japonés presionó por la expansión y el acceso a materias primas, lo que provocó conflictos en Manchuria, China y, finalmente, la Segunda Guerra Mundial.
Si bien la Gran Depresión no fue el único factor responsable de causar la Segunda Guerra Mundial, sus consecuencias económicas, su inestabilidad política, su retórica extremista y sus disputas territoriales ayudaron colectivamente a crear un caldo de cultivo para las hostilidades y los conflictos que finalmente condujeron a la guerra.