Washington reaccionó de esta manera ante la Rebelión del Whisky porque la vio como una seria amenaza a la autoridad del gobierno federal. La rebelión fue la primera prueba importante de la capacidad del nuevo gobierno para hacer cumplir sus leyes, y Washington estaba decidido a asegurarse de que tuviera éxito. También creía que la rebelión era una señal de un creciente descontento con el gobierno federal y quería cortarla de raíz antes de que se extendiera.
Las acciones de Washington lograron sofocar la rebelión y restaurar la autoridad del gobierno federal. Sin embargo, la rebelión también demostró que todavía había una resistencia significativa al nuevo gobierno y preparó el escenario para futuros conflictos entre el gobierno federal y sus ciudadanos.