Sin embargo, no todas las rebeliones fueron respondidas con tanta violencia. En algunos casos, el gobierno negoció con los rebeldes y aceptó algunas de sus demandas para restablecer la paz. Por ejemplo, la masacre de Boston de 1770 llevó al gobierno británico a derogar la Ley del Timbre, que había sido un gran agravio para los colonos. De manera similar, la Guerra Civil terminó en 1865 con la abolición de la esclavitud, que había sido una de las principales demandas de la Confederación.
En general, los estadounidenses estaban dispuestos a utilizar la violencia para reprimir la rebelión si creían que ésta amenazaba su forma de vida o la estabilidad de su país. Sin embargo, también reconocieron que la violencia no siempre era la mejor solución y, a menudo, buscaron resolver los conflictos mediante negociaciones y compromisos.