Gran Bretaña no posee ninguna parte de Irlanda desde la conclusión de la Guerra de Independencia de Irlanda (1919-1921) y la posterior firma del Tratado Angloirlandés en 1921, que creó el Estado Libre Irlandés. El tratado estableció el Estado Libre de Irlanda como un dominio dentro del Imperio Británico, pero con un nivel significativo de autonomía.
Si bien el tratado dejó a Irlanda del Norte (ahora parte del Reino Unido) bajo el dominio británico, no implicó que los británicos conservaran la propiedad de ninguna parte de la República de Irlanda. La República de Irlanda se convirtió en un estado totalmente independiente en 1949 cuando se declaró república y abandonó la Commonwealth.