Enrique fue criado como protestante y se convirtió en un líder prominente de la facción hugonota durante las Guerras de Religión francesas. Después del asesinato de su predecesor Enrique III en 1589, Enrique IV se convirtió en rey, pero muchos católicos se negaron a aceptarlo porque no era católico. Para consolidar su poder, Enrique se convirtió al catolicismo en 1593 y emitió el Edicto de Nantes en 1598, que concedía importantes derechos a los protestantes en Francia. Esto ayudó a poner fin a las guerras religiosas.