Historia de Europa

Enrique de Castilla:hermano de Alfonso X, senador de Roma, guerrero trotamundos y vencedor de leones.

Pocos casos son tan indicativos del papel a veces difícil de los hijos no primogénitos de un rey medieval como el de Enrique el Senador, infante de Castilla, hijo de Fernando III el Santo. y de Beatriz de Suabia y hermano menor de Alfonso X el Sabio.

Nacido en 1230, su padre Fernando III pronto se distinguió en el servicio militar en uno de los reinados más activos de la Reconquista en el que Castilla conquistó, entre otras, ciudades tan significativas como Córdoba. y Sevilla. El infante Enrique demostró desde muy pequeño sus virtudes militares y reveló, también desde muy pequeño, sus diferencias con su hermano mayor y heredero al trono, el futuro Alfonso X.

Las fricciones entre los dos hermanos estuvieron contenidas mientras vivió su padre, pero estallaron cuando Fernando III murió en 1252. Los agravios mutuos (los de Enrique porque Alfonso no respetó lo pactado) cesión de tierras por parte de su padre y las de Alfonso por temor a una conspiración de su hermano para apoderarse del reino de León) culminó en un enfrentamiento armado entre las fuerzas de Enrique y las de Alfonso lideradas por Nuño De Lara del que salió el infante no sale bien parado.

En 1256 Enrique tomó el camino del exilio y tras pasar por Aragón (donde su plan de casarse con una hija del rey Jaime I no llegó a buen puerto) por Francia (acompañando a su padre). viuda Juana de Ponthieu, con quien algunos rumores afirmaban que mantenía una relación amorosa) y por Inglaterra (donde su media hermana Leonor se había casado con el heredero al trono, el futuro Eduardo I) acabó en Túnez como mercenario al servicio de Califa al-Mustansir.

Enrique de Castilla:hermano de Alfonso X, senador de Roma, guerrero trotamundos y vencedor de leones.

En Túnez, Henry estuvo a la altura de su fama de guerrero de él y luchó con éxito contra los rebeldes que no faltaban en el país. No por ello olvidó lo que sucedía en Europa, siempre con la intención de obtener por las armas y/o la diplomacia el trono que la cuna le negaba; Siguiendo manteniendo esperanzas de comprometerse matrimonialmente con Aragón, empezó a interesarse vivamente por el conflicto entre las poderosas casas de Anjou y Staufen por el reino de Sicilia (posiblemente había conocido a Carlos de Anjou durante su estancia en Francia y (pues parte de su madre tenía sangre del linaje Staufen) y dedicó parte de la fortuna que amasó por sus servicios al califa a intentar frustrar los esfuerzos de su hermano Alfonso por hacerse con el título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, favoreciendo a su rival, los ingleses. Ricardo de Cornualles.

La estancia de Enrique en Túnez terminó abruptamente cuando, probablemente debido a la desconfianza y la envidia que despertaba entre los grandes dirigentes del país el éxito militar de un infiel en su tierra, fue acusado de conspirando contra al-Mustansir. Su salida de Túnez estuvo acompañada de un episodio legendario de dudosa veracidad pero que pronto se extendió por el mundo conocido, cimentando la fama del infante castellano:su enfrentamiento para demostrar su inocencia y salvar su vida con dos leones africanos, de los que Enrique salió airoso. matando a uno de ellos con su espada y con ello provocando que el otro se dé la vuelta y desista de luchar con el castellano.

Sea como fuere, los días de Enrique en Túnez habían terminado y en 1266 entró de lleno en el conflicto, del que ya hemos hablado, por el reino de Sicilia. Probablemente esperaba obtener, por matrimonio o por acuerdo con el vencedor, una corona como la de Cerdeña para sí. Enrique maniobró con ambos bandos:su hermano Fadrique (que se había unido a él en Túnez porque también había tenido sus diferencias con Alfonso X) se unió a Manfredo Staufen con una importante fuerza castellana y tunecina, mientras que el propio Enrique concedió un cuantioso préstamo de 60.000 doblones de oro a Carlos de Anjou, a cambio de su promesa de ayudarle a conseguir el ansiado trono,

El 25 de febrero de 1266, las fuerzas de Manfredo y Carlos se enfrentaron en la batalla de Benevento, con victoria de los franceses, que tomaron el trono de Sicilia. Una vez conseguido su objetivo, Carlos de Anjou se negó a conceder privilegio alguno a Enrique de Castilla, así como a devolverle la cantidad que le había prestado. El infante castellano, decidido a vengarse de quien había pasado de ser su gran amigo a convertirse en su enemigo mortal. Viajó a Italia, donde se involucró profundamente en la muy compleja situación política que enfrentaban los güelfos (que apoyaban al Papa con la adhesión de Francia) y los gibelinos (partidarios del Sacro Emperador Romano y de la familia Staufen).

Habiendo ganado la confianza del Papa Clemente IV, Enrique logró que el Papa Clemente IV le confiriera el puesto honorario de Senador de Roma (en referencia a la antigua clase gobernante de la Roma). Imperio, pero en el siglo XIII era un cargo ocupado por una sola persona e implicaba un importante poder militar en el centro de Italia). Tras lograr este nombramiento, Enrique reveló sus verdaderas intenciones:enfrentarse a su enemigo Carlos de Anjou y apoyar al nuevo candidato de la familia Staufen al trono de Sicilia (un joven llamado Conradino, nieto del emperador Federico II). /p> Enrique de Castilla:hermano de Alfonso X, senador de Roma, guerrero trotamundos y vencedor de leones.

El enfrentamiento entre las fuerzas de Conrado Staufen y Enrique de Castilla por un lado y los de Carlos de Anjou por otro tuvo lugar en Tagliacozzo el 23 de agosto de 1268. Las tropas del infante castellano lograron romper la línea enemiga y matar a un hombre vestido con las armas de Carlos de Anjou, quien resultó no ser el rey de Sicilia. Con la victoria aparentemente asegurada, los castellanos persiguieron al enemigo que huía, mientras los imperiales de Conradino comenzaban a saquear a los caídos en el campo de batalla. Fue entonces cuando Carlos de Anjou, con una fuerza de unos mil hombres que había mantenido ocultos y sin participar en la batalla, cayó sobre Staufen y salió victorioso. Cuando Enrique se dio cuenta y quiso reaccionar ya era demasiado tarde. Capturado Conradino y derrotado su ejército, los castellanos intentaron huir con un pequeño grupo de fieles hasta que, exhaustos y heridos, se refugiaron en un monasterio donde fueron capturados por el ejército de Anjou.

Los principales nobles del bando derrotado (incluidos Conradín y Enrique) fueron condenados a muerte. Tras ejecutar a los Staufen y al resto de cautivos, Carlos de Anjou conmutó la sentencia de Enrique (aparentemente a cambio de una gran suma de dinero) por cadena perpetua. Así comenzó un cautiverio de veintidós años para el infante castellano, desde 1268 hasta 1290, cinco años después de la muerte de Carlos de Anjou, año en el que fue liberado.

Una vez libre, y tras su paso por Túnez, Enrique regresó a Castilla, donde la situación era muy compleja, tal y como se explica en la entrada del blog dedicada a la sucesión de Alfonso X El hijo de En Castilla y León reinó Alfonso Sancho IV que, junto a su esposa María de Molina, tuvo que contener los intentos de sus sobrinos, los infantes De la Cerda, de hacerse con el trono (con apoyo aragonés y francés). El anciano Enrique apoyó primero a su sobrino Sancho y, tras la muerte de este último, a su hijo y sucesor Fernando IV, involucrándose directamente en la compleja situación política castellana hasta su muerte en 1303. Al morir Enrique, Fernando IV y María De Molina se enfrentaron a unas años difíciles... pero esa es otra historia.

Para aquellos que quieran conocer más sobre la fascinante vida del infante Enrique de Castilla, les recomiendo la novela Enrique de Castilla, Por Margarita Torres. Aunque se trata de una obra de ficción, la extensa documentación bibliográfica y las múltiples notas históricas que la acompañan lo convierten prácticamente en un ensayo novelado.


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