Aumento de la productividad agrícola :La adopción de nuevas técnicas agrícolas, la mecanización y los avances en el cultivo llevaron a una mayor productividad y eficiencia en la agricultura. Esto permitió a los agricultores producir más cultivos con menos mano de obra, lo que se tradujo en mayores rendimientos y excedentes de alimentos.
Movimiento de cercado :Las Leyes de Cerramiento de los siglos XVIII y XIX consolidaron las pequeñas propiedades en campos cerrados más grandes, con el objetivo de aumentar la eficiencia y la productividad. Si bien mejoró las prácticas agrícolas, también desplazó a muchas comunidades rurales y contribuyó a la urbanización de Inglaterra.
Cambio en la mano de obra :A medida que la productividad agrícola aumentó y se necesitaron menos trabajadores en el sector agrícola, hubo un excedente de mano de obra rural. Esto condujo a la migración de mano de obra excedente de las zonas rurales a las ciudades industriales, proporcionando una mano de obra preparada para las industrias en crecimiento.
Urbanización :El desplazamiento de la mano de obra de la agricultura a la industria contribuyó a la rápida urbanización. Las ciudades experimentaron una afluencia de personas que buscaban empleo en fábricas y otros sectores industriales, lo que llevó al crecimiento de grandes centros urbanos como Manchester, Birmingham y Liverpool.
Mejor suministro de alimentos :El aumento de la productividad agrícola aseguró un suministro fiable de alimentos para la creciente población industrial. Previno la escasez de alimentos y las hambrunas que se habían producido anteriormente debido a las malas cosechas.
Crecimiento demográfico :La producción excedente de alimentos y las mejores condiciones de vida posibles gracias a los avances agrícolas contribuyeron al crecimiento de la población. La población de Inglaterra se duplicó entre 1750 y 1850.
Crecimiento económico :El aumento de la productividad en la agricultura liberó mano de obra y capital para invertir en otros sectores de la economía, incluidos la industria y el comercio. Esto impulsó el crecimiento económico y el desarrollo general en Inglaterra.
En general, los cambios agrícolas durante la Revolución Industrial desempeñaron un papel crucial a la hora de apoyar y permitir la industrialización. Impulsaron la productividad, aumentaron el suministro de alimentos, desplazaron la fuerza laboral y proporcionaron los recursos necesarios para la rápida transformación de Inglaterra en una potencia de la economía industrial global.