Entrada extraída del libro De Covadonga a Tamarón .
Finaliza la primera entrada de la serie dedicada a Alfonso III el Grande, indicando que sus últimos años de reinado y su sucesión no fueron precisamente pacíficos.
En el año 907 ó 908, a la vuelta de una expedición a Toledo, Alfonso III se topó con una rebelión de sus propios hijos, con el hijo mayor García a la cabeza. El monarca fue tomando castillos a la vuelta y ejecutando a los rebeldes, aunque su hijo García del el, al que capturó, lo llevó cautivo a la fortaleza asturiana de Gauzón. Allí fue liberado por su suegro Nuño García, Conde de Castilla.
Los eventos que siguen son confusos, pero terminan con el rey se retiró (efectivamente o por la fuerza) a Valdedíos (Villaviciosa), y sus hijos ejercieron el poder hasta la muerte del monarca el 20 de diciembre de 910 en Zamora, no antes, según alguna crónica que no todos los autores admiten como veraz, el El viejo Alfonso salió de su retiro para blandir una vez más la espada contra los sarracenos en una exitosa campaña
Con su habitual estilo poético y épico, Cotarelo nos dice que:
[…] ya libre de la Corona, don Alfonso reducido a la categoría de caballero, como tal peregrino a Compostela, donde sus amadas armas le esperan del rey gallego y de su colaborador Sisenando; y sabiendo que el nuevo príncipe estaba en Astorga, fue allí a pedir permiso para llevar a la victoria una vez más a las tropas que él había enseñado a triunfar y que ya no eran las suyas. Sencillo general de su hijo, ingrato con él, sembra el terror en la morisma, cargado de botín, seguido de cautivos, regresa a la querida Zamora, donde tras una breve enfermedad lo visitó la muerte.
La Crónica Albendense resume el reinado de Alfonso III con una frase escueta:«la Iglesia crece y el reino se expande». Gracia Noriega da más detalles en su compendio del mandato de Alfonso III:
[...] en cuarenta y cuatro años de reinado dirigió treinta campañas contra los moros, llegando hasta Sierra Morena; pobló y fortificó diversas ciudades de Galicia y Portugal, fundó la ciudad de Burgos y se casó con doña Jimena, hija de García, rey de Navarra, entendiendo la necesidad de fuertes vínculos entre los reinos cristianos de Asturias y Navarra. Conquistó y repobló el norte de Portugal, teniendo en cuenta, por otra parte, que este territorio "era la válvula de escape de los anhelos autonómicos de la nobleza gallega" (Rodríguez Muñoz y González Muñiz) .
Chao Prieto abunda:
Alfonso aprovecha los problemas internos del emirato andaluz y duplica la superficie de su reino, integrando ciudades y territorios que tendrán vital importancia en el futuro . Es también el momento en el que el poder se traslada al otro lado de la cordillera, al espacio de los Augustos asturianos, donde el antiguo y bien fortificado cuartel militar de la Hispania romana se convertirá en la nueva capital del reino:León. P>
Lo ocurrido en los últimos años del reinado de Alfonso III y tras su muerte queda envuelto en una niebla, ya que las crónicas ordenadas o escritas por este monarca son contemporáneas al mandato del . Todo parece indicar que sus tres hijos ya gobernaban de alguna manera sobre varias partes del reino, pero ninguno se atrevió a proclamarse rey mientras vivía su padre. Esto cambiaría después de su muerte el 20 de diciembre de 910.
De los tres hijos del rey, su hijo mayor, García I, fue proclamado sucesor de su padre y pronto estableció sus dominios en la zona de León (incluida Álava, la zona goda). Campos y Castilla). Sus hermanos, Ordoño y Fruela, vivieron en Galicia y Asturias, aunque resulta controvertida la teoría según la cual desde la muerte de Alfonso III el reino quedó dividido entre sus hijos. Sí parece claro que, desde el principio, hubo disensiones entre los hermanos, pero no tanto por el hecho de que cada uno reinara, y mucho menos por un derecho de sucesión establecido por su padre sobre León, Galicia y Asturias respectivamente. Otras teorías apuntan a un gobierno, posiblemente como reyes, de Ordoño sobre Galicia y Fruela sobre Asturias, pero sujetos y bajo la soberanía de García I.
Lo cierto es que, incluso por sus vínculos matrimoniales, la influencia de García (casado con la hija del conde castellano Munio Núñez) fue especialmente fuerte en Castilla y León, mientras que los de Ordoño (que se casó con Elvira, hija del conde repoblador de Coimbra y nieta del repoblador de Astorga) estuvo en Galicia y Portugal.
Las disensiones entre García y Ordoño que hemos mencionado quedan patentes en todas las crónicas, cristianas y musulmanas, que refieren que Ordoño procedía de Galicia, pero no que gobernara como rey. allí.
Traslado de la capital de Oviedo a León y cambio de nombre del reino
Hay quienes fijan el año 910, con la muerte de Alfonso III y el ascenso al trono de García I, como el traslado de la capital del reino de Oviedo a León. Sin embargo, no podemos comprender los acontecimientos del siglo X con los criterios actuales. No hubo ninguna declaración formal de transferencia de la capital del reino. El cambio de residencia del rey era muy común en la época, hasta el punto de que ni siquiera se menciona en las crónicas. Cuando éstas se refieren a un monarca, lo hacen señalando que es "por gracia de Dios" o "por consentimiento divino" y, no siempre, indicando que "reinó en Oviedo" o "reinó en León". /Q>
Y esta referencia al lugar de residencia de un monarca no debe tomarse literalmente para definir la capital del reino. Existen documentos de la época de Ramiro I, Ordoño I y Alfonso III que concluyen con la leyenda regnante in Legione (León) y otros, ya bien entrado el siglo X y de reyes posteriores a Alfonso III que indican tras identificar al monarca:regnante en Ou eto (Oviedo).
Diversos documentos sitúan a Alfonso III como residente en León y una crónica árabe (tardía, eso sí, ya que data del siglo XIV) indica que fue él quien cambió el estatus de capital a León y que se hacía llamar Rey de León. En cuanto a los motivos del traslado, señala Gracia Noriega, "Oviedo ya empezaba a estar lejos de la frontera, por lo que trasladar la corte a León no fue tanto una osadía como una necesidad".
Respecto al nombre del reino, es una cuestión compleja que daría para otra entrada y que está ampliamente comentada en el libro que ha servido de base principal para esta entrada.
Fernández de Lis, D. (2019) De Covadonga a Tamarón. La historia de la monarquía astur-leonesa desde Pelayo hasta Vermudo III.
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Imagen| Archivo de autor.
Árbol genealógico | Juan Pérez Ventura.