Principios del siglo XX (cambio de siglo)
- A principios del siglo XX, la afiliación sindical en los Estados Unidos era relativamente baja, rondando entre el 5% y el 10% de la fuerza laboral.
Décadas de 1930 a 1950 (organización sindical y crecimiento)
- La Gran Depresión marcó el comienzo de un período de organización sindical generalizada, impulsado por las dificultades de la época.
- La Ley Nacional de Relaciones Laborales (Ley Wagner) de 1935 proporcionó protecciones legales cruciales para la organización sindical y la negociación colectiva, lo que provocó un aumento significativo de la afiliación sindical.
- En la década de 1950, la afiliación sindical había alcanzado su punto máximo, abarcando aproximadamente el 35% de la fuerza laboral.
Décadas de 1960 y 1970 (desafíos y estancamiento)
- Los cambios económicos, los cambios en el panorama industrial y la oposición de los empleadores contribuyeron a los desafíos para mantener altos niveles de afiliación sindical.
- A pesar de las protecciones legales, la sindicalización se volvió cada vez más difícil en muchos sectores.
- El Movimiento por los Derechos Civiles y el activismo por los derechos de las mujeres ampliaron su enfoque más allá de los sindicatos industriales tradicionales, pero los desafíos persistieron.
Décadas de 1980 a 1990 (decadencia y reestructuración)
- La economía estadounidense experimentó una transformación con una transición de industrias manufactureras a industrias de servicios, donde organizar a los trabajadores fue más desafiante.
- El clima político conservador bajo el presidente Ronald Reagan fue en general menos favorable a los sindicatos.
- Las tasas de afiliación sindical experimentaron una disminución constante, alcanzando alrededor del 10-12% de la fuerza laboral a finales de los años 1990.
En resumen, las tasas de afiliación sindical experimentaron un aumento sustancial durante las primeras décadas del siglo XX, influenciadas por los esfuerzos de organización, los marcos legales y las condiciones económicas. Sin embargo, varios desafíos y cambios económicos en años posteriores contribuyeron a una disminución gradual de la afiliación sindical en los Estados Unidos.