- Una brecha de riqueza cada vez mayor: La industrialización condujo al crecimiento de una élite industrial rica, mientras que la mayoría de la población seguía empobrecida. Esto condujo a un aumento de la desigualdad social y las tensiones.
- Malas condiciones laborales: Los trabajadores industriales en Rusia a menudo se veían obligados a trabajar en condiciones peligrosas e insalubres, y a menudo recibían salarios muy bajos. Esto provocó huelgas y disturbios obreros generalizados, y también contribuyó al crecimiento de movimientos revolucionarios.
- Contaminación y daños medioambientales: El rápido crecimiento de la industria provocó contaminación y daños al medio ambiente, especialmente en las zonas alrededor de los principales centros industriales como Moscú, San Petersburgo y los Urales.
- Crecimiento demográfico y urbanización: La industrialización de Rusia provocó un rápido crecimiento demográfico y urbanización, a medida que la gente se trasladaba de las zonas rurales a las ciudades en busca de trabajo. Esto ejerció presión sobre la infraestructura del país y provocó hacinamiento, escasez de viviendas y otros problemas sociales.
- Disminución del sector agrícola: El rápido crecimiento de la industria llevó al abandono del sector agrícola. Como resultado, la producción de alimentos no siguió el ritmo del crecimiento de la población, lo que provocó escasez de alimentos y altos precios de los alimentos.
En conclusión, la rápida industrialización del Imperio ruso tuvo impactos tanto positivos como negativos en el país. Si bien condujo al crecimiento económico y la modernización, también trajo consigo una serie de problemas graves que, en última instancia, contribuirían al colapso del Imperio ruso en 1917.