1. Guerras y gasto militar: Francia participó en numerosas guerras durante el siglo XVIII, incluida la Guerra de Sucesión española, la Guerra de Sucesión de Austria y la Guerra de los Siete Años. Estos conflictos agotaron los recursos del país y provocaron enormes gastos militares. El costo de mantener un gran ejército permanente y realizar campañas militares supuso una pesada carga para la economía francesa.
2. Sistema tributario ineficiente: El sistema fiscal francés era complejo, injusto e ineficiente. Favoreció a las clases ricas y privilegiadas, imponiendo una carga fiscal desproporcionada al campesinado y a los artesanos urbanos. Esto creó malestar social y desigualdad económica, lo que obstaculizó el crecimiento económico.
3. Corte costosa y estilo de vida aristocrático: El estilo de vida lujoso de la corte y la aristocracia francesas consumió una parte importante de la riqueza del país. El rey y los nobles disfrutaban de privilegios extravagantes, mientras que los ciudadanos corrientes soportaban la peor parte de las dificultades económicas. Este gasto generoso contribuyó al agotamiento del tesoro real y al aumento de la deuda pública.
4. Políticas mercantilistas: Francia siguió políticas económicas mercantilistas, que se centraban en el control estatal sobre el comercio y la industria. Si bien el mercantilismo tenía como objetivo aumentar las exportaciones y acumular riqueza, generó rigideces económicas y obstaculizó la competencia del libre mercado.
5. Agricultura y malas cosechas: Francia dependía principalmente de la agricultura, pero el sector agrícola enfrentó desafíos, incluidas prácticas agrícolas ineficientes, mala distribución de la tierra y malas cosechas. Las frecuentes hambrunas y la escasez de cereales provocaron perturbaciones económicas y aumentaron las tensiones sociales.
6. Monopolios económicos y gremios: La economía francesa se caracterizaba por monopolios y gremios económicos que restringían la competencia y obstaculizaban la innovación. Estos privilegios limitaron la entrada a ciertos oficios y profesiones, impidiendo el dinamismo y el crecimiento económicos.
La combinación de estos factores contribuyó a las dificultades económicas en la Francia del siglo XVIII. Estos desafíos finalmente culminaron en una grave crisis financiera que contribuyó a impulsar la Revolución Francesa en 1789.