Alemania: Se logró la unificación en 1871 bajo el liderazgo de Otto von Bismarck y el rey Guillermo I, que culminó con la formación del Imperio Alemán.
Japón: Sufrió la Restauración Meiji en 1868, lo que condujo a una rápida modernización y centralización del poder, lo que marcó efectivamente la unificación de la nación.