La temperatura media en Inglaterra era aproximadamente 1 grado Celsius más alta que durante los 1000 años anteriores. Este clima templado permitió que los cultivos crecieran y maduraran más temprano en la temporada, lo que dio lugar a cosechas abundantes. El clima seco también resultó en una menor incidencia de inundaciones y otros desastres relacionados con el clima.
El clima más cálido tuvo un impacto positivo en la economía y la sociedad. El aumento de la productividad agrícola resultó en precios más bajos de los alimentos y mejores niveles de vida de la población. El clima templado también permitió realizar más actividades al aire libre, como cazar, pescar y asistir a festivales.
El final de la Pequeña Edad del Hielo se produjo a principios del siglo XVII, cuando las temperaturas empezaron a bajar de nuevo. Este cambio de clima tuvo una serie de consecuencias negativas, incluidas pérdidas de cosechas, hambrunas y propagación de enfermedades.