Coincidiendo con el inicio de esta extraordinaria empresa, este 2019 comienza la conmemoración del V Centenario de la primera circunnavegación de la tierra , un viaje hacia lo desconocido que tuvo que afrontar innumerables dificultades para poder llevarse a cabo incluso antes de su partida. Ya dimos cuenta de las tribulaciones de Magallanes, Elcano, sus barcos y sus tripulaciones en nuestro reciente Desperta Ferro Especiales Nº XVIII:La Armada Española (II). La era de los descubrimientos , pero un proyecto tan singular requería una preparación y una planificación previas a la altura.
La preparación de una armada para dar la vuelta al mundo
Así contó Magallanes su experiencia preparando su expedición apenas catorce días después de zarpar del puerto sevillano. Un marinero experimentado como él no debería haberse encontrado con tantos problemas, pero un viaje de exploración requería una logística extraordinaria , tan extraordinarias fueron las circunstancias que rodearon su gestación:la influencia de un poderoso personaje de la corte (Fonseca), la preeminencia de una institución (Casa de Contratación), el impulso de un protagonista (Magallanes) y la rivalidad entre dos reinos:la corona de Castilla y Portugal (ver Organización de los descubrimientos. Planificación y logística de los viajes de exploración en Desperta Ferro Especiales Nº XVIII:La Armada Española (II). La era de los descubrimientos ).
El portugués Fernando de Magallanes había servido bien a su rey Manuel I en los confines de su imperio de ultramar durante varios años, pero el monarca nunca quiso agraciarlo ni recompensarlo como él consideraba, e hizo que el marinero se fuera a servir a otro señor. Magallanes poseía una finca en Galicia, donde conoció a su compatriota, el cosmógrafo Ruy Faleiro, quien lo convenció de viajar a Sevilla a finales de 1517. Allí tomarían contacto con la comunidad portuguesa de exiliados en la ciudad y con los del entorno de la ciudad. Casa de Contratación, destacando la de su futuro suegro, Diego Barbosa, lugarteniente de los alcázares y astilleros de Sevilla, quien le pondría en contacto con el todopoderoso presidente del Consejo de Indias, el obispo Fonseca.
Hace un cuarto de siglo se firmó el Tratado de Tordesillas había dividido el mundo conocido –y el mundo por conocer– en dos mediante una línea de demarcación que cruzaba imaginariamente el Atlántico (ver El origen de la era de los descubrimientos ). Hacia el este, los portugueses poseían la soberanía que les permitía bordear la costa africana para llegar a las Molucas. Los castellanos necesitaban una ruta que les llevara hacia el oeste hasta aquellas islas de las especias. Magallanes creía que podría llegar hasta ellos respetando el Tratado de Tordesillas y Fonseca, que ya había ayudado a organizar otras expediciones con el mismo objetivo, se mostró muy interesado en la empresa.
El permiso real de Carlos I se obtuvo en Valladolid. Expuso su idea al monarca a través de varios mapas del mundo, esclavos que hablaban la lengua de las Molucas y un globo terráqueo ricamente pintado, pruebas destinadas a impresionar y convencer al joven rey. El 22 de marzo de 1518 las Capitulaciones de Valladolid se firmaron donde Magallanes y Faleiro recibieron la orden de enviar una flota de cinco barcos que el propio monarca ordenaría armar:"los dos de ciento treinta toneladas cada uno y otros dos de noventa y otro de sesenta barriles - finalmente los carpinteros dieron las cifras de:el Victoria, 85 barriles; el Concepción, 90; el San Antonio, 120; y el Santiago, 75 barriles–, abastecidos para dos años y transportando doscientas treinta y cuatro personas [... ]”, que finalmente fueron 238.
La inscripción de la tripulación estuvo sujeta a la presión de los portugueses, que veían la expedición con sospecha, y Carlos I hubiera querido que los extranjeros no participaran; sin embargo, no era fácil encontrar marineros dispuestos a embarcarse en tal aventura, y los que lo hacían a menudo huían con un pago por adelantado. Magallanes también comenzó a reclutar portugueses, pero las autoridades castellanas no vieron con buenos ojos a estos hombres y presionaron a Magallanes para que reclutara a otros miembros de la tripulación. Con gran dificultad se logró llenar el cupo de barcos contando con italianos, franceses, alemanes, bretones y, por supuesto, portugueses. En cambio, no parecía haber impedimento para un marinero y pequeño armador de Guetaria,Juan Sebastián Elcano , quien, acosado por las deudas y la justicia, desembarcó en Sevilla hacia 1518 con la más que probable intención de ir a las Indias y a quien el destino le reservaba grandes penurias pero mayor gloria.
No tendría el mismo honor Ruy Faleiro –que parecía estar perdiendo la cabeza–, a quien se le prohibió embarcar, víctima de la sospecha, y en su lugar colocó a John de cartagena , hombre de Carlos I en la empresa y auténtico contrapeso a la autoridad de Magallanes, con quien las relaciones empezaron mal y acabaron aún peor. Su enfrentamiento fue tal que Cartagena intentaría sin éxito amotinar a los hombres contra Magallanes y acabaría abandonado durante la expedición.
Los cinco barcos fueron recogidos en Cádiz y Sanlúcar para ser trasladados a Sevilla, donde aún faltaba acondicionarlos, repararlos, calafatearlos, engrasarlos y hacer o remendar las lonas. Armar una flota suponía una actividad económica que daba trabajo no sólo a Sevilla, sino a otras partes de la Corona, y muy especialmente a Bilbao, de donde procedían los clavos y herrajes, pero también el armamento de los barcos y de los marineros:versos, halcones, lombardas, ojales, coseletes, cascos, escudos... un extenso territorio circundante proporcionaba alimentos:vino, galletas, verduras, aceite, salazones... En total, el coste del armamento de la flota ascendió a más de 8,5 millones. maravedís –sólo casi cuatro adquirieron barcos propios– de los cuales unos 6,5 fueron aportados por la Corona y el resto, un préstamo del comerciante Cristóbal de Haro.
Las naves partieron el 10 de agosto de 1519 de Sevilla a Sanlúcar, y de allí, el 20 de septiembre, a mar abierto. Muchos expedicionarios morirían en el transcurso de la aventura. El propio Magallanes caería luchando contra los indios filipinos. Finalmente, quedaron dos barcos de los cinco que se fueron. Uno de ellos, el primero en llegar a puerto (el otro sería capturado por los portugueses tras un fallido intento de dar la vuelta), estaba al mando de Juan Sebastián Elcano. Sólo 18 expedicionarios, de los 235 originales, completaron la circunnavegación del mundo que demostró empíricamente la forma y dimensiones de la Tierra.
La ruta Magallanes-Elcano
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V Centenario de la primera circunnavegación de la Tierra
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