* Muerte: Este era el castigo más común para delitos graves, como asesinato, traición y herejía. Las sentencias de muerte podían ejecutarse de diversas formas, incluidas la decapitación, la horca, la quema en la hoguera y el ahogamiento.
* Mutilación: Este era otro castigo común para delitos graves. Podría implicar la pérdida de una extremidad, un ojo o una oreja. En ocasiones, la mutilación también se utilizaba como forma de tortura para extraer confesiones o información de los delincuentes.
* Encarcelamiento: Este era un castigo relativamente raro en la época medieval, ya que las cárceles a menudo estaban superpobladas y eran insalubres. Sin embargo, a veces el encarcelamiento se utilizaba para delitos menores o como medida temporal antes de la ejecución.
* Multas: A menudo se imponían multas por delitos menos graves, como robo o agresión. El importe de la multa variaba según la gravedad del delito y la riqueza del infractor.
* Humillación pública: Este era un castigo común para delitos menores o como una forma de disuadir delitos futuros. La humillación pública podría implicar ser azotado, encarcelado o obligado a llevar un signo de vergüenza.
* Destierro: Este era un castigo por delitos más graves, como traición o herejía. El destierro implicaba ser expulsado de una región o país en particular.