Descubrimientos arqueológicos

El Crómlech de los Almendros, el monumento megalítico más grande de la Península Ibérica

El Cromleque dos Almendres portugués (Crómlech de los Almendros en español, aunque no es una traducción literal sino un exónimo) es un círculo de piedras prehistórico, considerado el monumento megalítico más grande e importante de la Península Ibérica.

No sólo eso, por su tamaño también es uno de los más grandes de Europa y uno de los mejor conservados. Se encuentra cerca del pueblo de Guadalupe, en Évora. Y en sus proximidades se encuentra un menhir del mismo nombre, con el que forma un conjunto arqueológico y monumental descubierto en 1964.

El Crómlech de los Almendros, el monumento megalítico más grande de la Península Ibérica

Situada en lo alto de una colina a 413 metros de altura, fue encontrada por Henrique Leonor Pina, mientras trabajaba en el mapa geológico de Portugal, prácticamente oculta por la vegetación y con la mayor parte de las piedras caídas.

Casi inmediatamente se iniciaron los trabajos de restauración y excavaciones arqueológicas, que dieron como resultado el hallazgo de piezas cerámicas y un hacha de piedra pulida. Asimismo, las piedras, que suman un total de 95, fueron reerigidas en su lugar original.

De hecho, toda la zona de Évora está repleta de menhires, dólmenes, necrópolis y asentamientos prehistóricos, que datan desde el Neolítico hasta la Edad del Hierro. Cerca se encuentra, por ejemplo, el crómlech de Portela de Mogos, encontrado dos años después, de menor tamaño pero con la particularidad de que los menhires están dispuestos en forma de estrella y al menos seis de ellos tienen inscripciones.

El Crómlech de los Almendros, el monumento megalítico más grande de la Península Ibérica

Volviendo al Crómlech de los Almendros , los arqueólogos creen que fue erigido en tres épocas claramente diferenciadas. Desde el VI milenio a.C. fecharía los tres pequeños círculos concéntricos, el mayor de los cuales tiene un diámetro de 18,80 metros.

Durante el V milenio a.C. al oeste de aquéllas se levantó una nueva alineación, esta vez formada por dos elipses concéntricas e irregulares, la mayor de ellas con 43,60 metros de diámetro en su eje mayor. Están formados por 29 menhires (que se encontraron erguidos), más 17 (que se encontraron tumbados) y otros 10 desaparecidos, de los que se conservan las estructuras de soporte.

El Crómlech de los Almendros, el monumento megalítico más grande de la Península Ibérica

A finales del Neolítico, en el III milenio a.C. Ambos recintos fueron modificados, convirtiendo el más pequeño en una especie de entrada o atrio que daba paso al recinto mayor, donde se celebrarían ceremonias o rituales socioreligiosos, o pudo haber tenido una primitiva función astronómica (algunos autores relacionan su latitud con el máximo alargamiento lunar, algo que sólo ocurre, sorprendentemente, en otro lugar:Stonehenge). De esta época también datarían los grabados encontrados en algunas de las piedras.

Las piedras que componen el conjunto son pequeñas, de forma ovoide, las más grandes alcanzan los 3 metros de altura. Su composición no es uniforme, lo que revela diferentes orígenes de los monolitos, que podrían haber sido extraídos de canteras encontradas en un radio de un kilómetro.

El Crómlech de los Almendros, el monumento megalítico más grande de la Península Ibérica

Hasta 10 de ellos presentan relieves o grabados . Los más destacados son el catalogado como menhir número 48, que presenta una figura antropomorfa con una especie de bastón; el número 56, considerado como una estatua-menhir, que muestra un rostro humano estilizado, con nariz, ojos y boca de gran tamaño; y el número 58, con tres representaciones de discos solares.

El menhir solitario, que se encuentra a unos 1.300 metros al noreste del cromlech, tiene 4,5 metros de altura y casi un metro de diámetro. Curiosamente, la línea recta que une el chromech apunta directamente al amanecer durante el solsticio de invierno.

A partir del Calcolítico (hacia el 3300 a.C.) el complejo dejó de utilizarse y fue abandonado al mismo tiempo que empezaban a surgir las sociedades metalúrgicas de la Edad del Cobre.