En el desierto iraquí, a unos 30 kilómetros al oeste de Bagdad, se alza una masa impresionante que, a primera vista, parece una simple roca erosionada por el viento a lo largo de los siglos.
Pero nada más lejos de la realidad, ya que está hecho de ladrillos y lo que queda de él fue en su día el núcleo de un zigurat de 60 metros de altura.
Antes de que se descubriera la antigua Babilonia a unos 110 kilómetros al sur de la capital iraquí, los viajeros que visitaban Bagdad desde la Edad Media creían que se trataba de la mítica ciudad bíblica e identificaban el zigurat de Dur-Kurigalzu con la Torre de Babel, dada su proximidad. P>
Pero Dur-Kurigalzu es mucho más antiguo que Bagdad, unos 2.100 años separan la fundación de ambas, la primera por el rey casita Kurigalzu I alrededor del 1400 a.C. y el segundo por Al-Mansur en 761 d.C.
De la ciudad, que contaba con varios templos y el palacio real, sólo queda en pie la estructura central del zigurat. Y es que apenas dos siglos después de su fundación fue abandonado ante las invasiones elamitas y la caída de la dinastía kasita. Sólo la zona de los templos permaneció parcialmente activa.
El zigurat, dedicado al dios Enlil, medía originalmente 69 por 67,6 metros en su base y más de 60 metros de altura. Se construía con ladrillos secados al sol, no cocidos, y cada seis capas se colocaba otra hecha con esteras de carrizo, para facilitar el drenaje y mantener unidos los ladrillos.
Por fuera estaba recubierta con una capa de ladrillos cocidos, que según inscripción hallada en uno de ellos, fue colocado por Kurigalzu II.
Precisamente el hecho de que se haya conservado en este estado lo convierte en un valioso ejemplo para los historiadores, que pueden ver los detalles interiores del sistema constructivo utilizado hace 24 siglos.
El monumento fue descrito por primera vez por Claudius James Rich en su libro de 1811 Narrativa de un viaje al sitio de Babilonia. , en una época en la que todavía se creía que la antigua Babilonia estaba donde hoy se encuentra Bagdad.
Las primeras excavaciones arqueológicas se llevaron a cabo entre 1942 y 1945, en plena Segunda Guerra Mundial, de la que Irak no era ajeno, como ya hemos explicado en otro artículo, abarcando tanto el zigurat como tres de los templos y parte del palacio, en el que se encontraron más de un centenar de tablillas cuneiformes de la época casita.
En la década de 1970, Saddam Hussein inició trabajos de restauración que llevaron a la reconstrucción del primer nivel del zigurat. Pero durante la invasión estadounidense la zona sufrió daños que también la afectaron. Esto, junto con el crecimiento de la propia ciudad que la rodea de estructuras industriales y suburbios, y otros factores naturales como las aguas subterráneas, hace que corra el riesgo de sufrir un mayor deterioro e incluso colapsar si no se toman las medidas adecuadas.