Las bombas atómicas de plutonio son más poderosas que las de uranio, pero también son más difíciles de fabricar. Esto se debe a que el plutonio-239 es un material muy radiactivo y difícil de manipular con seguridad. Además, el plutonio-239 es mucho más escaso que el uranio-235, que es el material fisible utilizado en las bombas atómicas de uranio.
A pesar de los desafíos que implica fabricar bombas atómicas de plutonio, se han utilizado en varias pruebas de armas nucleares y en algunos ataques nucleares reales. Los bombardeos de Nagasaki e Hiroshima en Japón durante la Segunda Guerra Mundial se llevaron a cabo utilizando bombas atómicas de plutonio.
Hoy en día, las bombas atómicas de plutonio todavía se consideran una gran amenaza para la seguridad mundial. Existe la preocupación de que los países con armas nucleares puedan utilizar estas armas en un conflicto, o que los grupos terroristas puedan adquirirlas y utilizarlas.