1. Cuevas y Abrigos Rocosos:
La gente solía utilizar cuevas naturales y refugios rocosos para protegerse. Las cuevas proporcionaron un refugio ya preparado, lo que redujo la necesidad de grandes construcciones.
2. Refugios inclinados:
Los cobertizos eran estructuras simples construidas apoyando postes o ramas largas contra el tronco de un árbol o una formación rocosa natural. Ofrecían protección contra el viento y la lluvia.
3. Cabañas:
Las cabañas se construyeron utilizando diversos materiales como ramas, hojas, pieles de animales y barro. Estos materiales se tejían o apilaban para crear paredes y un techo.
4. Casas de pozo:
Se excavaron casas en el suelo para aislarlas de las temperaturas extremas. Se utilizaban postes de madera o huesos de animales para sostener un techo hecho de ramas y otros materiales.
5. Tipis:
Los tipis eran estructuras cónicas hechas de largos postes cubiertos con pieles de animales u otras telas. Eran relativamente fáciles de construir y ofrecían buena ventilación y aislamiento.
6. Cortavientos:
En algunos casos, la gente construía cortavientos sencillos colocando ramas o rocas para crear una barrera contra el viento.
7. Refugios estacionales:
La construcción de refugios varió según el clima y los recursos disponibles. En las regiones más cálidas, la gente podría construir refugios más abiertos y aireados, mientras que en las zonas más frías construirían estructuras más resistentes para proporcionar aislamiento.
8. Refugios Temporales y Portátiles:
Como cazadores-recolectores, los pueblos de la Edad de Piedra se trasladaban de un lugar a otro en busca de alimento. Sus refugios a menudo estaban diseñados para ser temporales y fáciles de desmantelar, lo que les permitía adaptarse a su estilo de vida nómada.
Es importante señalar que las técnicas específicas de construcción de refugios empleadas pueden haber variado según las diferentes regiones y períodos de tiempo dentro del vasto lapso de la Edad de Piedra.