Figuras Históricas

Bernal Díaz del Castillo

Bernal Díaz del Castillo El descubrimiento de las Indias no fue narrado por los historiadores sino por los propios conquistadores quienes, ya sea a través de su correspondencia, o A través de escritos más elaborados, dieron a conocer al mundo las aventuras que llevaron a un puñado de hombres a descubrir y colonizar todo un continente.

Bernal Díaz del Castillo es el mejor exponente de este género. Nacido entre 1495-1496 en Medina del Campo, poco sabemos de su infancia y juventud salvo que fue apodado "Galán". Tampoco hay certeza sobre el origen hidalgo de su familia. La primera noticia que tenemos sobre su vida, contada por él mismo, es la de su enrolamiento como soldado con 18 años en la expedición de Pedro Arias de Ávila al Darién en 1514. Una vez allí y como consecuencia de la insalubridad de Las tierras descubiertas y las disensiones internas, decidió trasladarse a Cuba, en ese momento gobernada por Diego Velázquez. El hambre y la ambición lo impulsaron a sumarse a dos expediciones que partieron de la isla caribeña:la primera en 1517 camino a Yucatán al mando de Francisco Hernández de Córdoba y la segunda, al año siguiente, bajo la tutela de Juan de Grijalva (su participación en este último ha suscitado ciertas dudas). Ambas empresas están incluidas en los primeros quince capítulos de su Historia verdadera de la conquista de la Nueva España .

En 1519 se alistó en el ejército que Hernán Cortés preparaba para ir a México, lo que a la postre marcó toda su vida. Dada su juventud, no ocupó ningún puesto de mando, aunque participó activamente en las operaciones de las tropas de Cortés. Tras la conquista del imperio azteca y el fin de las guerras mexicanas, se unió a las expediciones para someter a los zapotecas y a los minjes. Finalmente optó por establecerse en el pueblo de Guazacualco y le fueron entregados otros territorios, en agradecimiento por los servicios prestados. Su intento de sedentarización se vio interrumpido por las continuas rebeliones en la región, que requirieron su participación, y tuvo que acudir a sofocar los levantamientos de los zapotecas, de las provincias de Chiapas, Copilco y Jaltepeque.

A partir de los años veinte del siglo XVI comenzaron a llegar a América los primeros gobernadores nombrados por el monarca español, cuya misión era poner orden en las nuevas tierras y reclamar la autoridad. del Rey versus la de los conquistadores. Las tensiones surgieron debido a que estos últimos consideraban suyas muchas de las tierras que ellos mismos les habían atribuido. La posición de Bernal Díaz del Castillo fluctuó dependiendo del gobernante en el poder:unas veces se benefició con la concesión de mercedes y tierras, mientras que otras veces fue perjudicado e incluso encarcelado.

Bernal Díaz del Castillo Tanto las ausencias para sofocar las revueltas como las vicisitudes ante los representantes de la Corona provocaron que fuera desposeído algunas de sus tierras, lo que le llevó a iniciar un proceso para exigir una indemnización y la restitución de sus posesiones. Tras algunos contratiempos iniciales, optó en 1540 por regresar a la Península Ibérica para poner en orden sus asuntos. Sus pretensiones fueron estimadas por el Consejo de Indias, que lo indemnizó con encomiendas en Guatemala, de las que tomó posesión. Sin embargo, sus alegrías no duraron mucho y diez años después tuvo que regresar nuevamente a España para continuar con su litigio.

En este segundo regreso participó en las Juntas de Valladolid donde defendió la necesidad de perpetuar el reparto de tierras otorgadas a los conquistadores, lo que enfrentó a Fray Bartolomé de las Casas. Una vez más su viaje a la península resultó fructífero y regresó a las Indias como corregidor y, más tarde, "fiel albacea" de la ciudad de Santiago (hoy Asunción). El resto de su vida transcurrió sin más contratiempos que los propios de su edad y cargo, dedicándose a escribir y desempeñar sus funciones en el ayuntamiento. Murió en 1584.

Bernal Díaz del Castillo no fue un erudito (no sabía latín, imprescindible en aquella época) ni un intelectual y mucho menos un historiador en sentido estricto. Fue un hombre de armas que al final de su vida cambió la espada por la pluma y contó sus vivencias. Su obra forma parte de un nutrido grupo de libros que recogen la experiencia de sus autores en América. Bernal Díaz del Castillo los superará a todos y su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España Es considerado el máximo exponente de este género de difícil clasificación. Compuesto por 214 capítulos, los quince primeros tratan de las primeras expediciones del autor y la mayor parte del resto giran en torno a la vida de Hernán Cortés.

Una de las cuestiones más debatidas sobre la obra de Bernal Díaz del Castillo se centra en los motivos que le impulsaron a escribir. Los estudiosos de él no se ponen de acuerdo sobre cuál de ellos es el principal. Para algunos sería la necesidad de reivindicar el papel desempeñado por los hombres de Hernán Cortés en la conquista de México. La publicación del libro de Francisco López de Gomara que ensalzaba la figura de Cortés -y le atribuía toda la gloria por la conquista- parece haber llevado a Díaz del Castillo a defender su propia actuación y la de sus hombres. De ahí que presente al ejército de Cortés como una unidad colectiva en la que las decisiones se toman en común y el general sólo actúa después de haber consultado con sus hombres.

Bernal Díaz del Castillo Otro de los motivos esgrimidos consistiría en la búsqueda de Mercedes:se buscaría el relato de sus hazañas y conquistas. para atraer el favor y, en cierto modo, para recordar al monarca la necesidad de recompensar a estos hombres por el gran trabajo que realizaron para la Corona. El tercer motivo, el más personal, sería el deseo de legar a la posteridad un recuerdo imperecedero de sus vivencias.

Bernal Díaz del Castillo, como ya hemos dicho, no era un hombre culto. Carece de un conocimiento profundo de los clásicos, que rara vez se citan, y sus referencias a la antigüedad son vagas y genéricas. Sin embargo, mantiene ciertos patrones de la historiografía clásica a los que pudo tener acceso de segunda mano, incluido el uso del estilo indirecto, la inclusión de arengas y discursos, y el uso de la descripción física y del carácter de los personajes que retrata. .

La obra gira en torno a la figura de Hernán Cortés a quien Bernal Díaz del Castillo admiraba profundamente, lo que no impide que le critique, en ocasiones, por sus vicios como la excesiva ambición y su avaricia y por sus malas decisiones en materia militar e institucional. También destaca el sentido colectivo del ejército y le otorga un papel predominante. Su voluntad de reflejar fielmente lo sucedido y ensalzar a sus actores le lleva a rechazar cualquier intervención sobrenatural en las campañas y a rechazar los milagros y la intercesión de los santos. Ahora bien, en todo momento está presente que la victoria se debe a un designio de la voluntad divina, aunque su influencia es sólo inspiradora, no directa.

Lo más importante de la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España Es su valor testimonial. Ninguna otra obra lo iguala en su capacidad para evocar el espacio social y mental del conquistador de principios del siglo XVI. La relevancia del valor humano la acerca a la epopeya homérica, porque en lugar de simplemente ensalzar a un héroe, muestra la compleja relación entre la multitud de conquistadores, individualizando sus logros y sus defectos. Todo ello en el singular marco de novedad y extrañeza que supuso el choque de dos civilizaciones. Bernal Díaz del Castillo logra, a través de la inmediatez de los hechos narrados, evocar vívida e intensamente las escenas de la conquista y hace contemplar al lector los hechos narrados, descritos con una prosa sencilla y directa que atrapa y cautiva cuando deja un registro de la vida de los conquistadores, su ambición y coraje, así como las costumbres de los indios.


Publicación anterior
Publicación siguiente