Sobre la vida de Paulo Orosio tenemos muy pocos datos fiables, salvo un corto período de tiempo, su biografía se basa en conjeturas y especulaciones, lo que explica la divergencia de opiniones sobre los mismos hechos.
Su lugar de nacimiento ya es objeto de polémica (mientras unos lo sitúan en Tarragona, otros favorecen la ciudad portuguesa de Braga) al igual que su fecha. A partir de las referencias que San Agustín hace sobre él, y dependiendo de la edad de nombramiento de los sacerdotes en España, se ha fijado entre los años 383-385 d.C. Dónde, cómo y de qué manera fue educado son tantas incógnitas.
La primera noticia cierta que tenemos sobre él es su llegada al norte de África en el año 414 d.C. huyendo de las incursiones bárbaras que se estaban produciendo en la península. Una vez en África se dirige a Hipona donde encontrará a San Agustín. Aquí escribirá sus obras para refutar los principios de las herejías prisciliana y originiana, al mismo tiempo que solicita ayuda espiritual a San Agustín, quien le aconseja ir a Palestina y pedir consejo a San Jerónimo sobre las cuestiones del alma que preocuparlo.
embarca hacia Jerusalén, a donde llega en el año 415 d.C., cuando estalla el conflicto entre Pelagio, apoyado por Juan, obispo de esa ciudad, y la corriente ortodoxa mantenida por San Gerónimo. Para poner fin a la disputa se celebra un sínodo en el que participa activamente en la defensa -cuando no está presente- de las tesis de san Jerónimo. Será acusado de herejía por el obispo Juan, quien lo censura por haber defendido que el hombre, aún con la ayuda de Dios, no puede verse libre de pecado.
Resuelta la situación anterior y lavada su imagen, se embarca nuevamente en el año 416 d.C. hacia África con las reliquias de San Esteban, al parecer para llevarlas a la Península Ibérica. De regreso a Hipona escribirá su obra más conocida Historia de los paganos , aunque no está claro si ya lo había iniciado durante su primera estancia allí. Una vez terminado, el rastro de Paulo Orosio vuelve a desvanecerse y prácticamente desaparece. Sabemos que siguió con su intención de llevar las reliquias a la península, concretamente a Braga, cosa que no conseguirá porque finalmente las reliquias son depositadas en la isla balear de Menorca. Desconocemos la fecha y circunstancias de su muerte.
Como ocurrió con Eusebio de Cesarea y con todos los historiadores cristianos de la época, para comprender a Paulo Orosio hay que tener presente el contexto que los rodea. Aunque las instituciones del Imperio Romano siguen en pie (no por mucho tiempo) y el cristianismo es ya su religión oficial, el empuje de los bárbaros y el paganismo aún imperante en gran parte de la población romana hace que las obras de estos autores, en todos los campos , tienen un fuerte componente apologético. Paulo Orosio no es ajeno a esta circunstancia y su obra, aunque con ciertos rasgos históricos, es en gran medida una defensa y exaltación de la iglesia cristiana en la que Dios tiene un papel omnipresente.
Historia de los paganos Está compuesto por siete libros, seis de los cuales relatan los acontecimientos ocurridos en el mundo antes de la llegada de Cristo y el séptimo los ocurridos después de su nacimiento. El objetivo de su obra no se oculta:demostrar que el saqueo de Roma por Alarico, que había convulsionado al Imperio romano y cuestionado los fundamentos mismos del poder imperial y de la religión cristiana, no fue una catástrofe mayor que otras sufridas en la Antigüedad. y que fue sólo una intervención de Dios para convertir completamente la ciudad y encaminarla por el camino correcto marcado por la Iglesia.
Paulo Orosio busca contrarrestar la idea de que dioses paganos habían ayudado en el asedio. Como San Agustín en su Ciudad de Dios , Paulo Orosio escribe para aplacar los temores apocalípticos que habían surgido a raíz de aquel acontecimiento, propósito que marca toda la Historia de los paganos . Los acontecimientos, batallas y desastres ocurridos han sido permitidos por la voluntad de Dios y fueron peores cuando el cristianismo no existía ya que, una vez resucitado Jesucristo, el Imperio Romano despegó y alcanzó todo su poder.
En su opinión los hechos carecen de importancia y más bien sirven para probar la tesis que sostiene:cuando, por ejemplo, el autor trata de las batallas, no le importa tanto quién ganó o perdidas, sino las bajas y las penurias que provocaron, en cuyos detalles -más que en su propio desarrollo- recrea. Dado que su objetivo es mostrar cómo el cristianismo ha mejorado y ampliado Roma, el recurso que más utiliza es la comparación.
Orosio vierte comentarios cuando narra algunos hechos poniéndolos en perspectiva con otros. De esta manera puede mostrar a los paganos, al público al que se dirige su obra, cómo la llegada del Salvador ha mejorado sus vidas. Concibe la historia como una gran unidad orgánica sometida a la idea de que los hombres han abusado, por ambición y codicia, de las libertades que Dios les ha concedido, siendo culpables de las calamidades acaecidas hasta la aparición de la verdadera religión. Desde el cristianismo, las catástrofes que se producen son, en su opinión, menos malas que las anteriores.
Una de las características de Paulo Orosio es la forma de afrontar la cronología de la Historia de él . Por un lado, y a diferencia de otros autores cristianos, no comienza su relato con el rey Nino de Babilonia, sino que se remonta al Génesis (por su deseo de mostrar el primer acto de desobediencia del hombre). Por otro lado, divide su narrativa en cuatro imperios:babilónico, macedonio, cartaginés y romano, como ya propuso Pompeyo Trogo. Más allá de la visión providencial que cada uno de los imperios precedentes tiene en la construcción del romano, Orosio considera que para el surgimiento de un imperio es necesario que descanse sobre las cenizas de otro anterior (anticipa la visión cíclica que los historiadores mantener moderno). El Imperio Romano representa la culminación de este proceso evolutivo, ya que así lo quiso la voluntad divina.
Otro rasgo destacado de Paulo Orosio es el tratamiento que le da a la geografía. Más allá de la calidad con la que aborda la descripción de terrenos y lugares, destaca el tratamiento vivo que da a los fenómenos geográficos en sí mismos, como instrumentos del designio de Dios. Los terremotos, las inundaciones o cualquier accidente meteorológico están, para él, íntimamente ligados al plan divino.
Si queremos mirar la Historia de los paganos una obra que se acerca a los criterios mínimos que debe tener una obra historiográfica, nos equivocamos. Los errores y defectos técnicos y formales que comete Paulo Orosio son frecuentes y graves:incurre en contradicciones, no aplica un sesgo crítico a sus fuentes, hay errores cronológicos relevantes y subordina la verdad a sus intereses. El marcado carácter apologético ha llevado incluso a no considerar esta obra como una obra histórica.