Sérvulo Gutiérrez Alarcón , nació en Ica en 1914 y murió en Lima el 21 de junio de 1961. Hijo de Daniel Gutiérrez Fernández y Lucila Alarcón Valverde. Los peculiares paisajes de su tierra natal, mezcla de desierto y oasis, fueron su primera fuente de inspiración, al igual que las imágenes de las procesiones al Señor de Luren, patrón de Ica, que desbordaban en dibujos llenos de creatividad. . Desde muy pequeño trabajó como mesero en el restaurante de su padre, siendo posteriormente peón en la construcción de la carretera Pisco-Castrovirreyna. A la muerte de su madre se trasladó a Lima, viviendo con su hermano, quien se dedicaba a la restauración artística y la artesanía. Este fue su primer contacto con el conocimiento de las técnicas artísticas.
Sérvulo Gutiérrez en Argentina
En la capital, Sérvulo Gutiérrez ejerció diversos oficios, tan distintos entre sí como el de fabricante de huacos y el de boxeador aficionado. Curiosamente fue en esta última condición que tuvo la oportunidad de viajar al exterior, como integrante de la selección peruana de boxeo. En Córdoba (Argentina) obtuvo en 1935 el título de subcampeón sudamericano de peso gallo, categoría en la que ostentó el título de campeón nacional. No regresó al Perú y permaneció en Buenos Aires durante varios años, trabajando junto a Emilio Pettoruti, cuya poderosa influencia se refleja en el rigor clásico de los retratos y naturalezas muertas que pintó Sérvulo Gutiérrez en esos años.
Inicios de la pintura
Sérvulo Gutiérrez viajó a Francia (1938-1940) y en París vivió intensamente mientras estudiaba libremente pintura y escultura. Regresa al Perú y, bajo la influencia de Ricardo Grau, se dedica a una apasionada exploración del color que, tras un inicio figurativo, desembocó en un expresionismo muy original. En 1942 gana el primer premio en una exposición sobre motivos amazónicos, con motivo del cuarto centenario del descubrimiento del río Amazonas. En 1954 se realizó una exposición de sus obras en la entonces Galería Lima. En sus últimos diez años regresa a sus raíces iqueñas y a sus paisajes característicos:la laguna de la Huacachina, el desierto, las palmeras; Al mismo tiempo, comienza a ser recurrente en imágenes místicas como Santa Rosa o los Cristos que pinta sobre cualquier soporte que tiene a mano:paredes, servilletas, periódicos, etc. Considerado unánimemente un "punto de quiebre" en el arte nacional. , cultivó un expresionismo rico y espontáneamente colorido, rechazando al mismo tiempo las limitaciones del academicismo y las modas informalistas. No tuvo precedentes ni creó escuela y para el periodista Enrique Maticorena Estrada este “pintor, escultor, poeta, decimista, recitador, boxeador, bohemio y amante empedernido es la figura peruana más típica entre los años cincuenta y sesenta…y la mejor exponente del expresionismo peruano”.