Figuras Históricas

Antonio de Mendoza y Pacheco

Antonio de Mendoza y Pacheco fue el segundo virrey del Perú. Nació en Granada hacia 1493. Segundo hijo de don Iñigo López de Mendoza -segundo Conde de Tendida y Capitán General de Andalucía- y de doña Francisca Pacheco Portocarrero, del linaje de los marqueses de Villena. Recibió de su padre la encomienda de Socuéllamos, jurisdicción de la orden de Santiago, que incluía más de 50.000 fanegas de cultivos. formó parte de la comitiva de Carlos V en sus primeras giras por España , combatió la rebelión de los comuneros de Castilla (1520) y cumplió un sabio papel en varias comisiones diplomáticas. Fue el primer virrey designado para gobernar el territorio de la Nueva España, con un salario de 6.000 ducados al año y 2.000 adicionales para el mantenimiento de su guardia.
Como tal, asumió oficialmente el mando en la Ciudad de México el 14 de noviembre de 1535 . Durante su gobierno, favoreció la creación del colegio de Santa Cruz de Tlatelolco (para la educación de los indios nobles), aprobó la instalación del primer taller de imprenta (en casa de Juan Pablos, 1539) y ordenó la primera acuñación de monedas en la ceca de México. Por lo demás, evitó -a base de prudencia y cuidado- el surgimiento de conflictos derivados de la aplicación de las Nuevas Leyes y los consiguientes reclamos de conquistadores y colonos.

Traslado al Virreinato del Perú

Estimando que la amplia experiencia de don Antonio en el gobierno de la Nueva España sería apropiada para frenar el ímpetu sedicioso y dirigir astutamente la vida peruana, la corte le asignó los cargos de virrey, gobernador y capitán general del Perú y presidente de la audiencia de Lima. (8 de julio de 1549). Fue así el primero de la extensa serie de caudillos novohispanos que recibieron como premio el traslado al gran virreinato del sur. Mendoza era un hombre enfermo cuando se embarcó en Acapulco, recaló en los puertos del Realejo y Panamá, y finalmente llegó a Tumbes el 15 de mayo de 1551. Desde aquí continuó por el camino terrestre de los llanos e hizo su entrada solemne al ciudad de los Reyes el 12 de septiembre de ese año. A pesar de su delicado estado de salud y de las consecuencias de una hemiplejía, se dedicó a poner orden en la administración y el servicio público. Incapaz de imponerse personalmente sobre el estado del país, envió a su hijo, don Francisco, a recorrer las regiones populosas del sur, desde Lima hasta Potosí, examinando el uso de los recursos naturales y el trato dado a los indios. En 1552 dictó unas ordenanzas para la audiencia de Lima, que significan el primer código de procedimientos judiciales promulgado en el Perú, con indicación de las facultades y obligaciones de los magistrados, fiscales, relatores, abogados y demás ministros del foro. En su corto mandato de diez meses, asimismo, se produjo la llegada de los primeros sacerdotes de la orden de San Agustín y la celebración del primer concilio provincial de Lima, por convocatoria del arzobispo Jerónimo de Loayza (1551).
La supresión del "servicio personal" de los indios, es decir, el libre uso de su mano de obra por parte de los encomenderos, había sido ordenada desde la metrópoli hace un par de años, pero quedó sin efecto en el Perú por temor a un estallido de guerra. disturbios. No obstante esta inminente circunstancia, los magistrados de la audiencia de Lima resolvieron que no se debe posponer más la aplicación de dicha medida , y el 23 de junio de 1552 emitieron una disposición aboliendo el trabajo no remunerado para los nativos. Bien conocida es la atmósfera de malestar social y furiosas protestas que resultaron. El valetudinario don Antonio de Mendoza -quien debió avalar la decisión de los oyentes- murió, sin embargo, en el palacio de Lima el 21 de julio de 1552 y fue enterrado, en una pomposa ceremonia fúnebre, en la sacristía de la catedral de Lima. No se conocen obras ilustres de su pluma, pero contribuyó al menos con el encargo de recopilar información veraz sobre el gobierno del Tahuantinsuyo y los hechos de la conquista:tal es el origen de la Suma y narración de los Incas de Juan de Betanzos ( 1551).


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