Felipe Guamán Poma de Ayala Nació hacia 1535 en el pueblo de San Cristóbal de Sondondo, perteneciente a la provincia ayacuchana de Lucanas. Sus padres fueron Martín Guamán Mallqui y Curi Ocllo, la hija menor de Tupac Yupanqui. Tenía un hermano mestizo, por parte de madre, llamado Martín de Ayala, clérigo del hospital de naturales de Huamanga, quien le habría enseñado a leer, inculcándole principios religiosos. El respeto y deferencia hacia este hermano y hacia su padrastro le llevaron a adoptar el apellido Ayala. En su juventud fue intérprete de visitadores de iglesias, doctrinaros y encomenderos, así como secretario de los protectores de los naturales y escribas de la ciudad de Huamanga. Prestó sus servicios al vicario Cristóbal de Albornoz, autor de unas famosas Instrucciones para descubrir todas las huacas del Perú y sus camayos y haciendas , recorriendo con él los pueblos de Lucanas y Soras, derribando huacas y persiguiendo a los idólatras que predicaban el Taqui Oncoy, movimiento nativista que anunciaba el regreso de los dioses antiguos. Acompañando a Albornoz viajó también al Cuzco, presenciando la entrada a Vilcabamba realizada por los españoles para poner fin definitivamente a la resistencia indígena , y la ejecución de Tupac Amaru.
Pérdida de sus propiedades
A la muerte de su padre en 1580, aprovechando su ausencia, algunas tierras que tenía en Lomas de Chaira fueron invadidas por agricultores españoles e indígenas mitimaes de Chachapoyas. Inició entonces un largo proceso judicial, viajando incluso a Lima, donde compareció ante la Real Audiencia y obtuvo una cédula real ordenando que le fueran restituidas las tierras. Este fallo nunca se cumplió debido a que Guamán Poma fue a su vez denunciado por el jefe de los Chachapoyas, siendo condenado a dos años de exilio. Por sentencia del 18 de septiembre de 1600, Guamán Poma perdió sus tierras, así como su título de curaca.
Entre 1596 y 1603 realizó continuos viajes a Lima, para insistir en sus demandas de justicia y también vino cargado de pleitos, memoriales y otras diligencias que los indios le encomendaban, estableciendo temporalmente su residencia en la capital, donde se ganaba la vida como un intérprete.
Defensa de los indígenas
Pasó a vivir en Concepción de Huayllapampa, actuando como procurador y defensor de los naturales, redactando memorias para dirigir al virrey o peticiones al corregidor. Felipe Guamán Poma reinicia el reclamo de los bienes usurpados y la restitución de su rango, al mismo tiempo que comienza a denunciar públicamente la explotación de los indios por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas. Esa actitud le provocó dificultades con los funcionarios de la Corona en la provincia y fue expulsado de ese corregimiento. En 1611 denunció nuevamente ante el virrey al corregidor de Concepción y a los doctrinaros de Lucanas y Soras, ante lo cual fue encarcelado y expulsado.
Crónicas de Guamán Poma de Ayala
Cumplida su condena, se refugió en el pueblo de Santiago de Chipao, desde donde escribió al rey Felipe III informándole que tenía lista una crónica general del Perú, que presentó en Lima al secretario del virrey, bajo el título de Nueva crónica y buen gobierno , manuscrito de 1190 páginas y 496 ilustraciones. La primera parte abarca desde la creación del mundo pasando por los incas hasta la conquista española, mientras que la segunda es una apasionada denuncia del desgobierno de su tierra por parte de los conquistadores.
Su redacción debió comenzar hacia 1567, pero se cree que su autor completó una nueva copia total o parcial entre 1611 y 1615, poco antes de su muerte, probablemente a la edad de 80 años. Totalmente desconocido desde hace casi trescientos años. , el manuscrito fue descubierto por Richard Pietschmann en la Biblioteca Real de Copenhague en 1908 y recién en 1973 salió a la luz una edición en el español actual, tras la cual aparecieron sucesivas y cada vez más completas reediciones.