Los pararrayos funcionan creando un camino de baja resistencia para que el rayo fluya, lo que ayuda a evitar que golpee otras partes potencialmente más vulnerables de la estructura. Cuando cae un rayo, busca el camino más cercano y eficiente hacia el suelo. El pararrayos, con su baja resistencia y su conexión directa a tierra, proporciona un camino atractivo para el recorrido del rayo.
La ciencia detrás de los pararrayos se basa en los principios del electromagnetismo y la conexión a tierra. Cuando cae un rayo, se crea una descarga eléctrica masiva entre una nube cargada y el suelo. El pararrayos intercepta esta descarga eléctrica y la redirige de forma segura al sistema de puesta a tierra, que disipa la energía a la tierra.
Los pararrayos suelen estar hechos de cobre o aluminio, que son excelentes conductores de electricidad. Se instalan en el punto más alto de una estructura, como un tejado o una chimenea, y se conectan al sistema de puesta a tierra a través de un cable grueso. El sistema de puesta a tierra consiste en una varilla o placa de metal que se entierra profundamente en el suelo.
Al proporcionar una ruta preferida para los rayos, los pararrayos reducen significativamente el riesgo de daños a las estructuras y pueden salvar vidas. Se utilizan ampliamente en edificios residenciales, comerciales e industriales, así como en estructuras altas como torres, turbinas eólicas y puentes.