En el silencio del crepúsculo, se elevó un susurro,
El tercer poder, agobiado como aflicciones,
Con vidas humildes y trabajo tan grande,
Buscaron alivio por todo el país.
La llamada se hizo más fuerte, resonó cerca,
Lamentos inauditos de corazones severos,
En la miseria profunda, sus voces fuertes,
Exigir que los derechos ya no salgan mal.
Cayó la Bastilla con su torre oscura,
La revolución desató su poder,
Igualdad en danza ardiente,
Unidos ahora en una postura común.
El tercer poder renace con fuerza,
Sus derechos defendidos en medio de la mañana de la vida,
Libertad, en corazones en llamas,
De las cenizas surge el reclamo de la libertad.
A través de lágrimas y luchas, la opresión se derramó,
La gente habló, con esperanzas extendidas,
El gran decreto de la Revolución Francesa,
Tercer poder unido y libre.