Los manantiales ordinarios se alimentan principalmente de la descarga de agua subterránea de acuíferos o capas subterráneas de agua. La recarga de estos acuíferos depende principalmente de las precipitaciones y el deshielo. Durante los períodos húmedos, los acuíferos se recargan lo suficiente y el nivel freático aumenta, lo que aumenta el caudal de los manantiales. Sin embargo, durante los períodos secos, la recarga es limitada y el nivel freático desciende, lo que resulta en una disminución del flujo de manantial o incluso en su cese total.
2. Características del acuífero:
Las características geológicas del acuífero que alimenta el manantial también pueden influir en el flujo intermitente. Los acuíferos con baja permeabilidad, como la arcilla o las rocas densas, liberan agua lentamente, lo que da como resultado un flujo de manantial más constante. Por el contrario, los acuíferos con alta permeabilidad, como la piedra caliza fracturada o la grava gruesa, permiten que el agua se mueva rápidamente, lo que provoca fluctuaciones más pronunciadas en la descarga de los manantiales.
3. Cambios estacionales:
Los manantiales ordinarios suelen ser sensibles a los cambios estacionales de precipitación y temperatura. Durante la temporada de lluvias o el deshielo primaveral, cuando hay abundante agua disponible, es más probable que fluyan manantiales. Por otro lado, durante las estaciones cálidas y secas, cuando las tasas de evaporación y transpiración son altas, el flujo de manantial puede disminuir significativamente o cesar por completo.
4. Condiciones hidrogeológicas:
Las condiciones hidrogeológicas de la zona también pueden afectar el caudal de los manantiales. Factores como la profundidad del nivel freático, la presencia de fallas o fracturas y el grado de conectividad del agua subterránea influyen en la tasa de flujo y descarga de agua subterránea en los manantiales.
5. Interferencia humana:
Las actividades humanas también pueden afectar el flujo de manantiales ordinarios. Por ejemplo, el bombeo excesivo de agua subterránea o la alteración del sistema de drenaje natural pueden alterar el proceso de recarga y afectar los niveles freáticos, lo que provoca cambios en los patrones de flujo de los manantiales.
Debido a estos factores, los manantiales ordinarios exhiben un flujo intermitente, donde fluyen durante períodos de recarga suficiente y cesan o disminuyen durante períodos secos o de alta demanda.